La situación social en la ciudad de Rosario es muy grave; el espiral de violencia que se viene agigantando desde hace ya tiempo se ha potenciado de la manera más feroz en los últimos días, a partir del asesinato premeditado de cuatro trabajadores en sus lugares de trabajo.
En primer lugar, nos solidarizamos con las familias de estas nuevas víctimas. En segunda instancia, repudiamos de manera enfática los hechos violentos que en nuestra ciudad se vienen cobrando la vida de muchos pibes y pibas, de trabajadorxs y ciudadanxs en general. Es el pueblo el que paga las crisis y el que pone los muertos. Esta escalada violenta no puede continuar porque la realidad se vuelve irrespirable.
Responsabilizamos a los gobiernos municipal, provincial y nacional que deben velar por la integridad de toda la ciudadanía y que, a partir de los actos provocativos que vienen realizando no han hecho más que agravar el estado crítico de situación.
Entendemos que la salida no tiene que ver con maximizar el aparato represivo de las fuerzas de seguridad porque esas recetas meramente punitivas ya se han probado y han fracasado en distintos momentos. La salida debe incluir necesariamente políticas que favorezcan mayor equidad y posibilidades reales de trabajo y desarrollo que propicien la reconstrucción de un tejido social roto.






