El secretario general del Seguro y vocero de la CGT se perfila como el dirigente con más chances de suceder al triunvirato después de noviembre. Está recorriendo el país en campaña por las elecciones en su gremio; y aprovecha para medir el termómetro para las elecciones legislativas de medio término. Reivindica la alianza entre capital y trabajo frente a las grandes corporaciones y parece salirse de lo común dentro del mundo sindical.
En noviembre, los representantes de la CGT dejarán de dirigir los destinos de la central obrera y Sola suena como uno de los papables, sayo que le cabe aunque él prefiere la mesura: “De un tiempo a esta parte cambió el sujeto social trabajador. Durante la segunda mitad del siglo XX, el trabajador en Argentina era el obrero industrializado; pero esa realidad cambió, hoy el trabajador preponderante en el mercado laboral es del sector de servicios; pero además tenemos una informalidad grandísima. Y la CGT debe dar respuestas a ese nuevo sujeto social trabajador, no sólo al que está registrado; sino también al informal y a aquellos trabajadores de las plataformas a los que desde los sectores dominantes les dieron el mensaje “sé tu propio jefe” o “manejá tus propios horarios”. A esos desafíos nos enfrentamos, a volver a que la movilidad social ascendente sea una realidad”, apuntó el secretario de Prensa de la CGT.

De recorrida por la ciuadad de Córdoba, en el cierre de un plenario provincial, Sola planteó que “el empresario no es nuestro enemigo, no es capital o trabajo, la ecuación es capital y trabajo. Necesitamos de empresas que inviertan y ganen; y que parte de esas ganancias generen trabajo genuino con salarios dignos. Debemos volver a la movilidad social ascendente. Ahora que todos estamos con “El Eternauta” y el mensaje “lo viejo funciona”, debemos volver a valorar el esfuerzo, el mérito, ese mensaje de nuestras familias que nos decían que había que estudiar para conseguir un buen trabajo; trabajar en una empresa, jubilarnos y poder vivir con la jubilación. Claramente eso no está pasando, ese modelo no existe más y debemos volver a rediscutir el mundo del trabajo, con este nuevo sujeto”.
Antes de llegar a Córdoba, el vocero cegetista había estado en Neuquén participando del plenario gremial del Seguro de la región patagónica; y en los próximos días continuará por el norte de Santa Fe; con vistas al armado para las elecciones gremiales de noviembre; pero además para tomar el pulso social del país desde lo político en un año electoral.
Sobre el futuro de la CGT, Sola sostuvo que “la sucesión al triunvirato no está decidida; hay algunos dirigentes que pueden ser y hay otros que quieren ser. Lo que sí está claro que para cada momento histórico hubo un dirigente: (José Ignacio) Rucci durante el exilio de Perón y su regreso; (Saúl) Ubaldini en otra dictadura y los reclamos por Paz, Pan y Trabajo; Moyano con el MTA enfrentando el ajuste neoliberal en los ’90… podemos situarlo a Daer en esta etapa de post kirchnerismo o post peronismo. Más allá de los nombres, lo que tenemos que hacer es hablarles a esos millones de compañeros que son el nuevo sujeto social y a ellos también ofrecerles soluciones, salidas colectivas, que sientan que son parte de una comunidad; porque lo que quiere esta nueva derecha que gobierna parte de EE.UU. como Elon Musk o Mark Zuckerberg, es un mundo sin trabajadores, donde no gobiernen los políticos, sino las corporaciones. Por eso, como dirigentes sociales, en este caso de sindicatos, debemos volver a generar comunidad, porque la atomización atenta contra la clase trabajadora”.
Por otra parte, el dirigente se refirió a las pequeñas y medianas empresas señalando que “el dueño del taller con cinco empleados, que los tenía en blanco y tuvo que cerrar por la crisis, ¿es el enemigo de los trabajadores?, claramente no; es un aliado. ¿Tenemos que debatir la Ley de Contrato de Trabajo?, sí. Pero la agenda de ese dueño del taller y nuestra agenda, nada tienen que ver con la agenda de la flexibilización laboral de las grandes corporaciones. En 2024 según datos oficiales del INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) se cayeron 170 mil empleos y se cerraron 13 mil empresas, PyMEs y micriPyMEs. El 97% de esas empresas empleaban a 10 personas o menos ¿Qué nos indica esto?, que las políticas implementadas por este Gobierno atacan directamente el aparato productivo, y un país sin producción genuina, no puede desarrollarse. Y nosotros debemos comenzar a darle respuestas, también, al dueño del tallercito”.

Siguiendo esta línea, repasando la realidad actual, Sola detalló que entre los sectores con mayor retracción se encuentran la construcción, el comercio, el turismo y la gastronomía: “El panorama es sombrío, en un año cayeron 170 mil puestos de trabajo y la oferta de recuperación viene de la mano de la inversión en energía con 24 mil puestos, la ecuación no cierra. No puede ser que el único discurso que escuchamos es sobre el riesgo país o el sistema financiero; al Gobierno no se le escucha hablar de producción, trabajo e inversión».
Dentro del gremialismo argentino, Jorge Sola se diferencia y destaca por su biografía: recibido de técnico mecánico en la ENET N° 1 de Venado Tuerto, de las que cerró el menemato y pasó a la órbita provincial con menos presupuesto; fue obrero metalúrgico en una fábrica; se recibió de profesor de Biología, es abogado y diplomado en sociología y ciencias políticas. En la adolescencia sus amigos lo bautizaron “Pino” por su altura y delgadez. Hincha de Boca, en los ’80 militó en el Partido Intransigente (PI) de Oscar Alende y se hizo peronista en la interna presidencial donde el riojano Carlos Menem le ganó al bonaerense Antonio Cafiero en julio de 1988: “Ahí jugué con Cafiero, nunca fui menemista; después estuve con (José Octavio) Bordón y me volví a enamorar del peronismo con Néstor” expresó el dirigente.
Puede citar a Spinoza, hablar de la plusvalía de Carlos Marx o sentarse con los principales dirigentes empresarios del país, a la vez que avanza hacia un nuevo modelo de construcción sindical: “La idea de tener que afiliarse a un gremio por sentir esa cuestión de comunidad de ideas con sus propios pares de los trabajadores, hoy no está. En esa informalidad hay mucha gente que elige esa manera de ser informal. Las representaciones sindicales tienen que entender que el sujeto social al que normalmente representan ha cambiado. El de “sé jefe de tú mismo”, es decir, “manejá tus horarios, tus libertades, que vas a poder ser el propio jefe que administra tus cosas y tus ganancias”; parece que fuera un logro y en realidad es una derrota. El hiperindividualismo que genera la posibilidad de la revolución digital es efectivamente la mayor arma para que nadie pueda asociarse con otro para ir en contra de lo que le hace mal. Estamos en conflicto permanente y al conflicto hay que transitarlo; el conflicto entre el capital y el trabajo hay que transitarlo; lo que hay que evitar es el enfrentamiento, la política binaria del todo o nada. Y ahí entra el concepto de comunidad, de encontrar el consenso, para que el trabajador pueda ganar dignamente y tenga mejores condiciones de trabajo; que el empresario obtenga sus ganancias y que el jubilado pueda ganar mejor y tenga sus sistema de salud de acuerdo a sus necesidades”.
Fuente: El Ciudadano.






